En Afganistán, el hachís es conocido como chars (no debe confundirse con el charas indio, que se elabora frotando la resina de la planta fresca con las manos). Su producción sigue un proceso artesanal único, transmitido de generación en generación:
- Extracción del Kief (Garda): Se comienza separando los tricomas de los cogollos secos mediante un tamizado, obteniendo así un polvo fino conocido como garda.
- Cocción y Mezcla: Este kief se coloca en un plato metálico sobre una pequeña llama y se mezcla con agua caliente o té, formando una pasta densa.
- Amasado y Prensado: La pasta resultante se amasa a mano o incluso se prensa con los pies, hasta que adquiere su característico color negro y textura pegajosa, similar al caramelo.
El hachís afgano de calidad lleva el sello del productor, garantía de autenticidad y potencia.
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